Todo comenzó con lo que parecía ser un viaje de fin de semana a Lago de Coatepeque — solo amigos, sol y buena comida. No nos conocíamos, pero una amiga/prima en común (¡gracias, Ceci!) nos puso en la misma casa… y desde ahí, todo cambió. Una conversación llevó a otra (y unas cuantas miradas largas también), y algo hizo clic. Días después llegó la solicitud de amistad, un “hola”… y poco a poco, comenzó nuestra historia.

 

Conectamos rápido — por la música, nuestras aficiones, charlas largas, y el amor por la playa. Unos meses después, la pandemia nos separó… hasta que Kike tomó la decisión de visitar a San Miguel. Desde entonces, no nos hemos separado — somos compañeros de gimnasio, copilotos y mejores amigos.

 

También formamos una pequeña familia. Kike se convirtió en el orgulloso papá de Maui, y Michelle en la cariñosa mamá de Chelsea. Juntos hemos construido una vida que amamos — trabajando juntos, aprendiendo, apoyándonos, y riéndonos mucho en el camino.

 

Hoy, cinco años después, hemos creado algo real, sólido y completamente nuestro. Y sabemos que lo mejor no es solo lo que ya vivimos, sino todo lo que viene: las aventuras, los retos que enfrentaremos juntos, y el hogar que seguiremos creando — lleno de amor.

 

Estamos profundamente agradecidos y emocionados por este nuevo capítulo — ahora, oficialmente, como esposos.